El Salmón y la Turpial

Publicado por Daniel Marín Londoño | | Posted On miércoles, 25 de noviembre de 2009 at 21:57

Había una vez un hermoso valle, el más hermoso de todos, por donde pasa un hermoso rio, el más hermoso de todos, en donde vivía un salmón, el más horrible de todos.
Un día, en su vida solitaria, el salmón salió a dar un paseo y en mitad de camino escucho una voz, la más hermosa de todas, que provenía de un hermoso araguaney, un árbol hermoso con todas sus flores amarillas. El salmón trato de ver de quien era tan hermosa voz, esforzándose mucho, logro ver una pluma amarilla. Busco desde todos los ángulos y solo puedo ver la pluma amarilla. Ya rendido el salmón emprendió su viaje de nuevo. La voz se silencio. Al no oír nada el salmón busco de nuevo, esta vez viendo a una turpial la cual era la más maravillosa de todos los mundos. Asombrado con su incomparable belleza el salmón trato de hablarle, recibiendo un saludo lleno de vida y amor.
- Ho o la - dice el salmón
- ¡Hola! - contesta la turpial
El salmón no lo puede creer.
- ¿Qué haces? - pregunta el salmón
- Canto, para alegrar mi alma - contesta la turpial
- Déjame decirte que yo nunca había escuchado nada tan hermoso, desde alguien tan hermoso - dice el salmón, con sus ojos llenos de alegría
- Gracias - contesta la turpial, lista para volar - fue un gran placer hablar con alguien como tu - ya batiendo sus alas y elevándose hasta las nubes
Después de esto el salmón volvía todas las tardes a ese mismo lugar, esperando a que la hermosa ave estuviera ahí cantando con su corazón. No la encontraba. Después de un buen tiempo y el salmón volviendo a el lugar a esperar a su alegría de vida, la turpial volvió. En ese momento el salmón sintió una de las alegrías más grandes de su vida. No dejando llegar a la hermosa ave, el salmón lanzo su saludo, dando paso a una gran conversación y al comienzo de una amistad.
Un día, cuando el salmón se preparaba para dormirse, después de una noche de copas con unos amigos, la hermosa ave llego a su árbol, un poco ebria. Viendo esto el salmón, también un poco ebrio, comenzó hablar con dicha ave.
- Hola
- Hola
- ¿Qué estás haciendo? - pregunta el salmon
- Estoy un poco triste - contesta el ave
- ¿Por qué?
- No te voy a decir
- ¿Te puedo ayudar?
- No puedes, tu vives dentro del agua
- Por ti yo salgo del agua
- No eres capaz, yo lo sé
- no me retes
- si eres tan pez hazlo
Sin aviso alguno el salmón salta y sale del agua, monta el árbol, llagando hasta donde se encontraba la hermosa ave. La turpial no lo puede creer - estás loco, estás loco - repite el ave con insistencia. Cuando el salmón llega a la parte alta del árbol y habla un pequeño periodo de tiempo, con el ave. Se siente mal, porque se ha dado cuenta que ha hecho algo malo, despertando a los otros animales que vivían en el árbol, saliendo del agua sabiendo que eso va contra su naturaleza y por ultimo acudir al turpial sabiendo que los dos están en un estado de embriaguez. Quiere irse. Se va. El ave le inciste que lo quiere acompañar hasta el piso, para ella estar tranquila de que el va a llegar al agua. Cuando llegan abajo, la hermosa y maravillosa ave, decide darle una gran muestra de cariño, un beso. Cuando el salmón siente los labios de esta ave en su boca, no quiere nada mas ya es el pez más feliz del planeta. El salmón se va. Llega al agua. Entra. Duerme.
Al otro día, el salmón, recordando lo que había pasado en el día anterior, busca a la hermosa ave la cual no parece. La llama y no contesta. Le escribe y no responde. Se rinde.
Después de mucho tiempo aparece de nuevo la hermosa turpial, con su mismo canto y maravillosas plumas. Cuando el salmón ve esto, la saluda. Responde pobremente. El salmón le habla constantemente y no recibe la misma alegría de antes. Se rinde. Antes de irse el salmón dice sus últimas palabras a la hermosa ave.
- Perdón si te falle.
Pocos días después el salmón muere.

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